Aunque no nos demos cuenta, durante toda la vida estamos rodeados de millones de microorganismos. En todas partes. Esto no debe alarmarnos: la mayoría de ellos son completamente inofensivos.
No obstante, existe un pequeño grupo de ellos que en determinadas condiciones sí puede representar una amenaza seria para nuestra salud. Entre ellos está la legionela, o Legionella, una bacteria que prolifera en cuerpos de agua muy cercanos a los humanos, como los grandes sistemas de refrigeración.
¿Qué es la legionela?
Legionela es el nombre común que recibe el género bacteriano Legionella. Habitan en aguas estancadas a una cierta temperatura (preferentemente, por encima de los 35 grados), como las que se encuentran en ocasiones en sistemas de agua de grandes edificios (oficinas, hoteles, hospitales, comunidades de viviendas), en humidificadores, en máquinas de rocío, en sistemas de riego o en fuentes termales. Afortunadamente, una adecuada higiene y prevención puede evitar su proliferación.
Algunas especies (aunque no todas) de legionela pueden infectar a los humanos, provocando cuadros de carácter respiratorio cuya gravedad puede variar de leve a severa con potencial compromiso vital. La vía más habitual de contagio es a través de la inhalación de pequeñas gotas de agua contaminada, lo que explica que a menudo se presente en grandes brotes con una misma fuente del patógeno.