Un estudio de neuroimagen ha revelado que los cambios neurobiológicos asociados con el envejecimiento pueden prevenirse o incluso revertirse en función de los cambios en la dieta que implican minimizar el consumo de carbohidratos simples, según un estudio dirigido por la profesora y autora principal de la Universidad Stony Brook Lilianne R. Mujica-Parodi, y publicada en la revista PNAS.
Para comprender mejor cómo la dieta influye en el envejecimiento cerebral, el equipo de investigación se centró en el período presintomático durante el cual la prevención puede ser más efectiva y demostraron, utilizando conjuntos de datos de neuroimagen a gran escala, que la comunicación funcional entre las regiones del cerebro se desestabiliza con la edad, generalmente a finales de la década de los 40, y que esa desestabilización se correlaciona con una cognición más pobre y se acelera con la resistencia a la insulina.
A continuación, los experimentos dirigidos mostraron que este biomarcador para el envejecimiento cerebral se modula de manera confiable con el consumo de diferentes fuentes de combustible: la glucosa disminuye y las cetonas aumentan, la estabilidad de las redes cerebrales.
«Lo que encontramos con estos experimentos contiene malas y buenas noticias. La mala noticia es que vemos los primeros signos de envejecimiento cerebral mucho antes de lo que se pensaba anteriormente. Sin embargo, la buena es que podemos prevenir o revertir estos efectos con la dieta, mitigando el impacto de la invasión del hipometabolismo mediante el intercambio de glucosa para las cetonas como combustible para las neuronas», ha destacado Mujica-Parodi, profesora del Departamento de Ingeniería Biomédica en la Facultad de Ingeniería y Ciencias Aplicadas y la Escuela de Medicina Renaissance en la Universidad Stony Brook, y miembro de la facultad en el Centro Laufer de Biología Física y Cuantitativa.
Lo que descubrieron los investigadores, usando neuroimagen del cerebro, es que desde el principio hay una fallo en la comunicación entre las regiones del cerebro («estabilidad de la red»).
«Creemos que, a medida que las personas envejecen, sus cerebros comienzan a perder la capacidad de metabolizar la glucosa de manera eficiente, lo que hace que las neuronas se mueran de hambre lentamente y las redes cerebrales se desestabilicen. Por lo tanto, probamos si darle al cerebro una fuente de combustible más eficiente, en forma de cetonas, ya sea siguiendo una dieta baja en carbohidratos o tomando suplementos de cetonas,