MERCEDES BORJA
Salvo casos muy aislados y esporádicos, España es un país libre de rabia desde 1978, la enfermedad más grave que puede transmitirnos un perro. Aun así, no hay que bajar al guardia, pues las mordeduras de animales pueden llegar a ser peligrosas por presentar un alto riesgo de infección, pues alrededor de las mordeduras de perros introducen microrganismos en la lesión. Y es que la boca de los animales -también la nuestra- está plagada de bacterias susceptibles de transmitir y provocar infecciones.
Por este motivo, es recomendable acudir a un médico siempre que nos muerda un perro u otro animal -sobre todo en el caso de los niños- para que la revise con la mayor brevedad posible, aunque se trate de una herida leve en apariencia.
Si la herida es más profunda, habrá que acudir a los servicios de urgencia, tanto en el caso de los niños como de los adultos.
Qué hacer los minutos posteriores al mordisco
Acudamos o no al centro de salud de manera urgente, nada más producirse la herida, debemos hacer unos primeros auxilios en casa para minimizar el riesgo de infección, la principal complicación tras la mordedura de un perro u otro animal.
- Lavarse muy bien las manos antes de tocar la herida.
- Si la herida sangra, presionarla levemente con una gasa estéril para que se drenen las más bacterias posibles.
- Lavarla concienzudamente con agua y jabón y con suero fisiológico.
- Aplicar algún antiséptico tópico.
- Cubrir la herida con un vendaje estéril.
- Mantener la herida elevada -por encima de su corazón- para minimizar la hinchazón y prevenir la infección.
- Cambiar el vendaje con regularidad
Se deberá acudir a un centro de salud siempre que se presenten algunas estas circunstancias:
- La herida empeora a las pocas horas o hay una mínima sospecha de infección, como fiebre, hinchazón o enrojecimiento.
- Si se padece diabetes o se trata de pacientes inmunodeprimidos, pues corren más riesgo de desarrollar una infección después de una mordida de perro.
- Si el que ha mordido es un perro callejero o no conocido.