La salud mental y la importancia de su cuidado ha salido de la oscuridad muy recientemente: se visibilizan trastornos y enfermedades antaño estigmatizadas. Sin embargo, no todas las circunstancias han tenido el mismo foco: la depresión posparto sigue en ese cuarto oscuro de vergüenza y desinformación. ¿Por qué ocurre esto si una de cada diez madres puede padecerla? Laura Bernaldo de Quirós Ramos, psiquiatra especialista en Perinatalidad, revela sus claves.
Para saber identificar la depresión posparto hay que partir de una constatación clave, según esta experta: «Ser madre supone un impacto psíquico muy importante que hay que digerir poco a poco y eso no se consigue en días, sino en meses y años». Es normal por tanto sentir «alteraciones emocionales» en los primeros días y semanas tras el parto, fruto de un proceso mental que supone «una reestructuración de la madre, de su mundo, sus rutinas y sus deseos».
Lo que «no es normal», aclara la especialista, «es una mamá que esté como si nada, neutra». ¿Qué alerta indicaría entonces de una depresión posparto? Altibajos de una intensidad que «arrase» a la madre, que «no le permitan ocuparse de ella ni del bebé, y tampoco pedir ayuda», explica.
¿Qué síntomas pueden detectarse?
Últimamente se ha puesto de moda la expresión baby blues en redes sociales (RRSS) para aludir al sentimiento de tristeza tras el parto.