El estrés se relaciona normalmente con todo tipo de problemas para nuestra salud: trastornos psiquiátricos, problemas del sueño, enfermedades cardiovasculares, obesidad…
Esto no significa que no se reconozca su función adaptativa. En los momentos y en las cantidades adecuadas, es un mecanismo que nos permite evitar consecuencias indeseables. Por ejemplo, cuando está motivado por un plazo de entrega en el trabajo.
Una conclusión inusual
Otra cosa muy diferente es la noción de que un cierto nivel de estrés, aunque sea uno bajo, tenga un efecto protector sobre nuestro organismo. Esto es exactamente lo que sugiere un nuevo estudio publicado en la revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences, que concluye que el sistema inmune podría verse beneficiado por un nivel bajo de estrés crónico.
La idea resulta sorprendente, si tenemos en cuenta que, como apuntan los mismos autores, se trata de uno de los muy escasos trabajos que proponen que el estrés crónico puede tener un efecto beneficioso en lugar de únicamente consecuencias negativas.
De hecho, los investigadores partían de la noción de que el estrés empeora los síntomas de las enfermedades inflamatorias del intestino. Se da la circunstancia de que hay un tipo concreto de estructuras inmunes, los órganos linfoides terciarios (TLO),