En España, durante 2024, está previsto que se produzcan más de 280.000 diagnósticos de cáncer según datos de la Sociedad Española de Oncología Médica. La incidencia aumenta año tras año, en parte por el crecimiento poblacional y el envejecimiento, pero también por la exposición a ciertos factores de riesgo.

Quizás, los carcinógenos más importantes y conocidos son los presentes en el tabaco. El consumo de alcohol se ha asociado también con una mayor probabilidad de desarrollar la enfermedad; y desde hace tiempo organismos como la OMS advierten de que el consumo de ciertos tipos de productos de carne aumenta el riesgo. Igualmente, ciertos contaminantes procedentes de usos industriales se han relacionado la mortalidad por cáncer en algunos estudios, como es el caso de los retardantes de la llama (según ilustra, por ejemplo, una investigación publicada en el medio científico JAMA). Ahora, un trabajo en la revista académica Environmental Science & Technology ha hallado que el aire del interior de ciertos coches fabricados en el año 2015 y posteriores está contaminado con estas sustancias.

Retardantes de la llama en el interior de los coches

Para llevar a cabo este estudio, los autores reclutaron a 101 ciudadanos de los Estados Unidos que tenían coches con año de modelo 2015 o posterior y les pidieron que colgasen de su espejo retrovisor durante siete días un dispositivo de silicona que tomaba muestras de sustancias en el aire pasivamente.

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