El paso del otoño al invierno es un momento crucial para los resfriados y algunas infecciones respiratorias, debido entre otras cosas a los cambios de temperatura. Es en esta época del año cuando debemos extremar las precauciones, puesto que el sistema inmunitario sufre más agresiones externas a las que hacer frente. Y es precisamente uno de esos frentes, el de la dieta, que cobra especial importancia.
Si somos lo que comemos, en el caso de las enfermedades infecciosas esta máxima es aún más certera, puesto que podemos hacer mucho a través de la alimentación. El doctor Suraj Saggar, jefe del departamento de Enfermedades Infecciosas del Holy Name Medical Center de Nueva Jersey (Estados Unidos), explica que aunque la dieta no puede garantizar que no enfermemos, sí tiene mucho que aportar a nuestro sistema inmunitario para evitarlo.
¿Cuál es la conexión entre la dieta y el sistema inmunitario?
Cuando nos enfrentamos en nuestro entorno a determinadas enfermedades infecciosas (y contagiosas), es importante mantener una correcta higiene de manos, evitar el contacto con las personas enfermas, y vacunarse de la gripe. Pero también es importante (y mucho) la dieta que seguimos, con un alimento concreto en el foco del refuerzo de las defensas, según recomienda el doctor Saggar.
En el contexto de una dieta equilibrada con variedad de alimentos y rica en nutrientes esenciales,