La migraña es un tipo de cefalea muy específico y característico que afecta a entre un 11 y un 15% de la población en general. Como estas personas saben bien, puede ser especialmente intensa y molesta.
Por suerte, hay una serie de estrategias que nos pueden permitir minimizar ese dolor, haciendo algo más llevaderos los episodios en los que se presenta esta enfermedad. Estas son algunas de ellas:
El dolor de las migrañas suele ser fotosensible (más fuerte cuanta mayor intensidad lumínica) y sensible a otros estímulos (sonido, olfato…). Por ello, puede ayudar mucho retirarse a un lugar oscuro y silencioso e incluso tratar de dormir.
Es importante, en la medida de lo posible, tratar de reposar, ya que la actividad, también la intelectual, tiende a empeorar la migraña y a causar fatiga. Llevarse el trabajo al dormitorio no eliminará este factor estresante.
Puedes probar varias modalidades de terapia con temperatura, como darte baños calientes o tibios (que relajan los músculos) o colocarte en la frente compresas cálidas o frías (estas últimas tienen un efecto ligeramente adormecedor que puede aliviar el dolor).
Frecuentemente, las migrañas pueden venir desencadenadas por haber dormido mal. A la vez, los propios episodios pueden afectar a la calidad del sueño.
Seguir algunas rutinas saludables y cuidar la higiene del sueño puede ayudar a minimizar la frecuencia e intensidad de las migrañas.