¿Una alumna brillante, que saca excelentes notas y destaca en todas las materias? Muchas personas, incluidos docentes, piensan que esta es la descripción de una persona con altas capacidades. Pero los niños con altas capacidades no coinciden con ese estereotipo. De hecho, hemos dejado de llamarlos superdotados porque, lejos de ser un rasgo innato e inmutable, las capacidades altas forman parte de un potencial cuyo desarrollo depende de un proceso adaptativo y se pueden cambiar.

Si se revisan los programas académicos de las carreras de magisterio o del máster de formación del profesorado, son muy escasas las universidades donde hay, al menos, una asignatura específica con este contenido.

Más capacidad, pero peores resultados

Los estudios sobre la inteligencia superior se inician a mediados del siglo XX con el psicólogo estadounidense Lewis Terman, que tomó una muestra de hombres con cocientes intelectuales superiores a 130 y realizó un estudio transversal de 20 años, esperando encontrar los nuevos genios americanos en este grupo.

The Conversation

Aquellos hombres no resultaron ser los genios que se esperaba de su alto cociente intelectual, lo que dio inicio a un ámbito de investigación que busca entender por qué simplemente la inteligencia no asegura un resultado académico brillante. A menudo, lo que produce es underachievement: logros inadecuados de rendimiento,

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