El mundo del entrenamiento se desarrolla y sofistica cada vez a mayor velocidad. Nos llegan anglicismos de los ejercicios, las posturas, las técnicas e incluso de las partes del cuerpo a los que hay que familiarizarse a toda prisa: mañana pueden que sean diferentes. En estas nuevas propuestas de ejercicios se tiene muy en cuenta que el ritmo vital es también acelerado y por tanto triunfan las que son fáciles y rápidas. La última en llegar se traduciría como bicho muerto.

En realidad, esta denominación tiene cierto sentido al ver la posición y los movimientos del ejercicio: parece un bicho muerto, vuelto del revés y que mueve sus patas intentando sobrevivir tras un golpe inesperado. En el lenguaje deportivo el significado es sin duda más esperanzador: promete mantener el cuerpo con una tonificación estupenda y además actúa sobre la grasa abdominal.

El ejercicio viene acompañado por otro tecnicismo que lo explica y justifica: el core. Así se denomina en el argot del entrenamiento a la zona del torso que abarca desde los hombros a las caderas, uno de los focos principales para trabajar la tonificación dada la importancia de mantener los abdominales tonificados y evitar así la acumulación de la grasa abdominal.

La grasa abdominal, una cuestión de sexo

Además de la ingesta de calorías diaria,

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