Las fresas son frutas muy poco energéticas, cuyo principal componente -después del agua- lo constituyen los hidratos de carbono –con una cantidad moderada, alrededor del 7% de su peso-, fundamentalmente fructosa, glucosa y xilitol. Sin embargo, también tienen una serie de fitonutrientes que pueden promover la salud, entre ellos, fenólicos, polifenoles, micronutrientes y vitaminas.

Son una buena fuente de fibra, y muy ricas en vitamina C, con un porcentaje incluso superior al que posee la naranja. Una ración media de fresas, 150 g, contiene 86 mg de vitamina C; mientras que una naranja mediana, de 225 g, contiene 82 mg. Si bien, en cualquiera de los dos casos, las ingestas diarias recomendadas para esta vitamina (60 mg), están más que superadas.

Entre los minerales, los más elevados son el hierro y el yodo, seguidos del calcio, fósforo, magnesio y potasio. Además, su bajo aporte en sodio y su alto contenido en potasio hace que estén indicadas en personas con hipertensión arterial. A demás las fresas constituyen una de las frutas con mayor capacidad antioxidante.

Ya sean frescas, congeladas o liofilizadas, una dosis diaria de fresas puede tener un impacto sustancial en la salud cardiometabólica, especialmente en aquellas personas con mayor riesgo de sufrir enfermedades cardíacas. Al mejorar el metabolismo de los lípidos y reducir la inflamación sistémica,

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