Desde hace varios años, se habla mucho de comida basura, un término que no sólo se utiliza a nivel popular, sino que también usan desde las organizaciones sanitarias como la OMS o el Ministerio de Sanidad, hasta los científicos. Aunque podemos intuir a que se refiere -comida malsana cuyo consumo puede ser perjudicial para la salud-, a veces nos cuesta distinguir si determinados alimentos son o no comida basura. Curro Vidal Torres, Dietista-nutricionista en un Centros Realfooding -ideados por el famoso nutricionista Carlos Ríos– nos aclara algunos términos.

Cuando hablamos de ‘comida basura’, lo primero que se nos viene a la cabeza es la hamburguesa con patatas fritas de algún restaurante de comida rápida, “los nutricionistas consideramos ‘comida basura’ a aquellos productos cuyos ingredientes son insanos y además son comidas de rápido y fácil consumo comúnmente relacionados con los establecimientos de comida rápida”, aclara Curro Vidal.

Sin embargo, aunque efectivamente, eso sí es comida basura, para los profesionales de la alimentación, el término es mucho más amplio, pues basta con que un alimento tenga determinadas características e ingredientes para ser considerado insano, como “como harina refinada, azúcar, grasas trans o mucha sal. Aunque por lo general aquellos alimentos que consideramos ‘comida basura’ suelen ser una mezcla de varios de los anteriores juntos”.

Pues según la anterior definición, así es, o al menos, comida malsana, pues basta con incluir unos ingredientes determinados, o un exceso de estos para ‘estropear’ y convertir en comida basura, el alimento más sano, por ejemplo, las legumbres “las lentejas, como tal, son un alimento saludable. Pero si añadimos a un guiso de lentejas una cantidad de importante de aceite además de chorizo, tocino o similares, podríamos decir que esas lentejas son menos saludables que un guiso de lentejas con verduras”.

Y es que, no todo lo casero es sano, como nos aclara Curro Vidal, “si hacemos un bizcocho o una pizza en casa, podemos utilizar mejores ingredientes que sus equivalentes industriales, por tanto, podríamos decir que a nivel de salud no serían tan perjudiciales. Sin embargo, el consumo de estos productos, aun siendo caseros, no debe ser en ningún caso algo habitual, puesto que, aunque los ingredientes per se no sean perjudiciales, seguirán siendo productos muy ‘palatables’ y su contenido calórico sigue siendo elevado”.

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