Cuando pasamos por el médico, generamos un volumen bastante importante de documentos: recetas, justificantes, informes… Todo ello, o al menos buena parte, termina formando parte de nuestro historial médico.

Muchas personas no prestan mucha atención a todo ello (al fin y al cabo, muchas veces estos documentos están plagados de tecnicismos y jerga médica), a pesar de que hay razones importantes para ello, como subraya el experto de la Universidad de Harvard Robert H. Shmerling.

Términos confusos y posibles errores

A menudo, los informes médicos incluyen descripciones de los síntomas, una breve relación de problemas médicos pasados, ciertas medicaciones que hemos usado, antecedentes familiares importantes, algunos hábitos (uso de tabaco, consumo de alcohol o uso de drogas), detalles del examen físico, resultados de pruebas y diagnósticos y prescripciones.

En estos textos, puede haber varios tipos de elementos que resulten confusos para el paciente, pero que deberían resultar inteligibles para otros médicos. Por ejemplo, nombres técnicos de síntomas o enfermedades, usos poco comunes de lenguaje común («dentro de los límites normales», por ejemplo, en lugar de simplemente «normal») no abreviaturas de enfermedades, procedimientos realizados etc.

Igualmente, puede haber errores menores y de poca importancia (por ejemplo, si abandonaste el tabaco hace 20 años y tu médico anota 10 años). Otros pueden ser más relevantes: por ejemplo,

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