La salud es una prioridad para la mayoría de las personas, pero cuidarla no es sencillo, porque en ocasiones es necesario hacer ciertos sacrificios, tomar medidas que no siempre son agradables o que no están entre nuestras primeras opciones. Por ejemplo, todo el mundo sabe lo malo que es el tabaco para la salud, pero a pesar de ello, el 23% de la población en España es fumadora, según datos del Ministerio de Salud.
Sabemos que conviene evitar las bebidas alcohólicas o tomarlas con moderación, conocemos los riesgos de llevar una vida sedentaria, sin que el ejercicio físico forme parte de nuestra rutina habitual… pero también hay otras cosas que no reconocemos como un riesgo para la salud y por eso ni siquiera nos planteamos renunciar a ellas. Es lo que puede pasar con el incienso, concretamente con el humo que se produce durante su quema.
El peligro de quemar incienso: ¿más tóxico que el tabaco?
Para muchas personas, quemar incienso es un momento de paz que le ayuda a calmar la mente o relajarse ante las situaciones de estrés que pueden producirse en el día a día, también para atraer la buena energía o para alejar las malas vibraciones. Sin embargo, esta práctica que tan inofensiva nos parece, en algunas ocasiones conviene evitarla porque puede provocar algunos problemas de salud que no son demasiado conocidos por la mayoría de las personas.