El tabaco es un mal hábito que no es sencillo dejar. Por mucho de que seamos conscientes de lo malo que es fumar para nuestra salud y las consecuencias nefastas que puede tener, no todos los fumadores son capaces de dejarlo, incluso teniendo claro que lo mejor es hacerlo. Según la encuesta de Sanidad EDADES 2024 el consumo de tabaco diario está en descenso, cada vez son más las personas que se plantean dejar este hábito que puede llegar a poner su vida en peligro.
Fumar produce daños en casi todos los órganos del cuerpo, aumenta el riesgo de problemas cardiovasculares, también problemas pulmonares y varios tipos de cáncer, siendo algunos de los más probables el de pulmón, boca, laringe, nariz y senos paranasales, garganta, esófago, estómago, vejiga, riñón, páncreas, cuello uterino, colon y recto. Además, disminuye la capacidad para saborear y oler, puede causar pérdida de visión al aumentar el riesgo de degeneración macular, causa enfermedades en dientes y encías, arrugas en la piel y problemas durante el embarazo. Así las cosas, no es raro querer dejarlo, pero son muchas las dificultades para lograrlo, por eso el neurocientífico Henning Beck ha querido compartir algunos tips para engañar a nuestro cerebro y que sea más fácil dejarlo.
Cómo engañar a tu cerebro para dejar de fumar
Una vez tomada la decisión de dejar de fumar,