Otto, el primogénito de la escritora Viviana Fernández-Pico (Lugo, 39 años), tardaba en aprender hablar, su desarrollo no era como el de los niños de su entorno pero los médicos no le ponían nombre a lo que le pasaba. Después de nueve años, el pequeño fue diagnosticado con Trastorno del Espectro del Autismo (TEA). Fernández-Pico publica ahora Te dibujaré una armadura, un libro que resume en apenas 200 páginas la historia “neuroatípica” de su hijo. La escritora explica que esta novela ha sido su «salida del armario», que necesitaba normalizar la situación del niño.
Según Fernández-Pico, la obra es un homenaje a Otto, el gran protagonista de la historia. Sostiene que por una vez quería dejar a un lado todo lo malo y señalar las cualidades de su hijo, como lo cariñoso y sensible que es. Y también quiere sacudirse la imagen de madre coraje. «Mi libro no es una guía de autoayuda para padres con hijos diagnosticados con autismo». Lo que ella busca es el respeto hacia niños como el suyo y dejar de lado la pena. «Mi hijo no es una carga», dice con contundencia.
Viviana Fernádez-Pico. JULIÁN ROJAS
Pregunta. ¿Qué quiere decir la palabra neuroatípico que aparece en la portada del libro?
Respuesta. Se trata de una palabra médica que recoge muchas más cosas que el autismo, también la dislexia, el síndrome de Down… Otto simplemente tiene una configuración mental distinta de la nuestra. Las personas neurotípicas somos la mayoría, pero serlo no nos da la razón. Los neruroatípicos tienen derecho a ser como son. Ellos no tienen por qué estar equivocados. Los neurotípicos no tenemos derecho a decir que no son normales. Es una palabra que me gusta más que trastorno.
P. ¿Por qué dice en su libro que hay una epidemia de diagnósticos de niños neuroatípicos?
R. Cada vez hay más diagnósticos de niños con TEA –según la Organización Mundial de la Salud, uno de cada 160 padece este trastorno–, da igual los países,