El cerúmen de los oídos podría ser un futuro sistema de detección del Parkinson, sencillo y económico, según un estudio de investigadores chinos que han desarrollado un sistema que detecta la enfermedad a partir del olor de la cera de la oreja mediante inteligencia artificial.
La intervención temprana para esta enfermedad neurológica degenerativa es fundamental para optimizar la atención, ya que la mayoría de los tratamientos sólo ralentizan su progresión, por lo que se requiere un diagnóstico precoz, pero las pruebas actuales, como las escalas de valoración clínica y las imágenes neuronales, pueden ser subjetivas y costosas.
Investigaciones previas han demostrado que los cambios en la cera, una sustancia aceitosa secretada por la piel, podrían ayudar a identificar a las personas con Parkinson. En concreto, el de las personas con la enfermedad puede tener un olor característico porque los compuestos orgánicos volátiles (COV) liberados por el cerúmen se ven alterados por la progresión de la enfermedad, incluyendo la neurodegeneración, la inflamación sistémica y el estrés oxidativo.
Cuando el sebo de la piel se expone a factores ambientales como la contaminación atmosférica y la humedad, su composición puede alterarse, lo que lo convierte en un medio de prueba poco fiable, sin embargo, la piel del interior del conducto auditivo externo se mantiene alejada de los elementos.