El cuerpo humano es un complejo mecanismo en el que todas las partes, funciones y procesos están íntimamente relacionados. Por ello, es lógico que la nutrición influya de manera evidente en todos los aspectos de nuestra salud, incluyendo la salud mental.

En este sentido, en las últimas décadas se han ido produciendo cambios en la alimentación de las personas en todo el mundo que pueden relacionarse con la evolución de la incidencia de diversas enfermedades. Por ejemplo, prácticamente todo lo que comemos está procesado (simplemente el hecho de cocinar se considera ‘procesar’ los alimentos’), pero cada vez es más común que una buena parte de nuestra alimentación se base en productos ‘ultraprocesados’, o procesados industrialmente.

Un riesgo un 23% mayor

Como apunta el portal de noticias sobre salud Medical News Today, la comida ultraprocesada contiene ingredientes que no son habituales en las cocinas de cada casa. Se diseña para ser ampliamente rentable para el fabricante (ingredientes de bajo precio, larga vida útil), conveniente (lista para consumir) y altamente atractiva para el consumidor. Estas cualidades suelen conllevar un compromiso para nuestra salud: ahora, un estudio publicado en el medio especializado Journal of Affective Disorders ha encontrado que el consumo excesivo de estos productos aumenta el riesgo de padecer trastornos anímicos como la depresión.

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