El cuerpo nos envía señales y está en nuestra mano aprender a escucharle. En ocasiones esos avisos nos invitan a bajar revoluciones, tomarnos las cosas con más calma, descansar un poco más o comenzar a relativizar las situaciones que nos rodean; otras son un aviso para que comencemos a ser un poco más activos, haciendo ese ejercicio que llevamos tiempo prometiendo que haremos y para el que nunca encontramos ocasión. También hay otras señales que son de alerta, de que algo no va bien y es el momento de tomar medidas, como acudir a un especialista que pueda decirnos si todo va bien, como suele ser en la mayor parte de las ocasiones, o si es necesario comenzar un tratamiento. En España, el cáncer es una de las principales causas de mortalidad y una detección precoz es clave en muchas ocasiones para poder tratarlo adecuadamente.
Esos avisos que nuestro cuerpo nos manda no siempre son claros y evidentes, por eso es importante saber cuáles pueden ser motivo de preocupación mayor. Los cambios que vemos en nuestras uñas son un claro ejemplo de algo a lo que no solemos darle una gran importancia, pero que la tiene, por lo menos en algunos casos concretos. Es lo que sucede con un síntoma en particular, que en algunos caso (no siempre) aparece a consecuencia de un cáncer que suma cada año en nuestro país 20.000 casos nuevos: el cáncer de pulmón.