En la cultura japonesa, la profesión que uno desempeña ocupa un lugar central en la vida, y los derechos laborales están lejos de estar tan desarrollados como en países europeos como España. Por ello, su lengua recoge un término tan específico como karoshi: de manera literal, muerte por exceso de trabajo.

Esto no debe hacernos pensar, sin embargo, que los problemas de salud derivados del trabajo sólo aparezcan en el antiguo imperio insular asiático. La propia Organización Mundial de la Salud advertía en 2021 de que el exceso de horas de trabajo causa en todo el mundo unas 745.000 muertes cada año; sólo en nuestro país, en 2016 se contabilizaron 856 decesos por este motivo.

Riesgos muy reales

Los riesgos de un trabajo excesivo (o excesivamente estresante) están sobradamente documentados por la ciencia. Así lo ejemplifica, un artículo publicado por autores de la Universidad Estatal de Ohio (Estados Unidos) en la revista científica Journal of Occupational & Environmental Medicine, que relaciona las jornadas demasiado largas con una mayor incidencia de ciertos tipos de cáncer, artritis, enfermedad pulmonar crónica, depresión y asma. Estas condiciones, por cierto, afectan de manera desproporcionada a las mujeres.

Similarmente, la OMS ha identificado que trabajar más de 55 horas semanales puede aumentar hasta en un 35% el riesgo de fallecer por enfermedad cardiovascular.

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