Hay hogares en los que las medidas de protección contra la Covid-19 se cumplen de forma especialmente rigurosa y el de A.R. es uno de ellos. Su segundo hijo, de siete años, recibió un trasplante de médula ósea hace unos meses para hacer frente a la leucemia y, sin sistema inmunitario, está indefenso ante el nuevo virus.

«La situación por el coronavirus trastoca a todas las familias pero con un niño en las condiciones del mío es mucho más fuerte», cuenta esta venezolana que pide no ser identificada al encontrarse bajo asilo político. «Nuestro consumo de lejía, alcohol, vinagre… es desorbitado», continúa, consciente de la importancia de desinfectar hasta la extenuación todo lo que entra por la puerta. De la ropa y los zapatos que usan a la comida que compran, pasando por ellos mismos con duchas de agua lo más caliente posible.

Esta familia aterrizó en Madrid en mayo del año pasado, dejando atrás un país desde el que llegaban noticias de la muerte de varios menores con cáncer por falta de tratamiento. Pese a las adversidades, ellos habían conseguido hasta ese momento hacer frente a la enfermedad que en febrero de 2016 les golpeó con dureza. Pero la salud del pequeño empeoró y se hizo imprescindible una médula nueva. «El comité de trasplantes nos dijo que allí no lo podían operar, que era un caso de gran complejidad y que no podían garantizarle la vida», recuerda esta madre, que interpuso decenas de denuncias por violación de los derechos fundamentales de su hijo.

De los once meses que llevan en España, los primeros nueve los pasaron en el hospital. El trasplante de julio no prosperó y tuvo que realizarse una segunda intervención en agosto. Con solo tres años, el donante fue el tercero de los hermanos, que también pasó por una situación muy delicada: «Necesitó transfusiones y estuvo en tratamiento bastante tiempo. Ahora tiene parada la medicación porque sus valores son normales, pero si bajan tendrá que volver a tomarla».

Lo que nunca imaginó esta mujer es que al encierro hospitalario le seguiría un confinamiento a causa de una pandemia que lo ha trastocado todo y que de las pocas veces que saldrían a la calle desde que recibieron el alta sería para volver al centro sanitario.

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