La memoria no sólo es un proceso fundamental para nuestra supervivencia, sino también una parte vital de lo que constituye nuestra identidad. Además, constituye un fenómeno de crucial interés en el estudio de nuestra salud.
Históricamente, hemos dado por hecho que la habilidad para fabricar, mantener, actualizar y recuperar los recuerdos que en conjunto constituyen nuestra memoria reside en nuestro cerebro. No obstante, en los últimos tiempos hemos ido recabando cada vez más evidencias que indican que, en realidad, la memoria es un proceso mucho más complejo que involucra a todo el cuerpo y que podría comprender varios tipos diferentes de ‘recuerdos’.
Estudiando los recuerdos en su forma más simple
Por ejemplo, un estudio publicado por el Centro de Ciencia Neural de la Universidad de Nueva York en la prestigiosa revista Nature en noviembre del año pasado encontró que otras células del tejido nervioso y de los riñones parecen almacenar algún tipo de memoria.
Apoyándose en investigaciones previas que habían llevado a cabo sobre babosas marinas (que, según explica el autor principal Nikolay Kukushkin en declaraciones concedidas al portal de noticias sobre salud Medical News Today, forman recuerdos muy simples particularmente útiles para desentrañar la naturaleza del fenómeno), estos científicos condujeron experimentos sobre dos tipos diferentes de células humanas con orígenes diferentes al cerebro: neuronas procedentes de otros tejidos nerviosos y células recolectadas de tejidos renales.