Estamos a las puertas de un nuevo invierno y durante los meses que están por venir nuestros hijos pasarán por alguna que otra infección respiratoria con sus toses, mocos y fiebres.
Los que tenéis hijos por debajo de los tres años y, sobre todo, aquellos que acuden por primera vez a la escuela infantil observaréis que casi se pasan más tiempo malos y sin poder ir a la escuela que alegres y contentos como cuando es verano.
Y seguro que los llevaréis al pediatra y en la mayoría de los casos la consulta acabará con que lo que tiene el niño es un virus que le está provocando un resfriado y que una de las cosas que hay que hacer es vigilar no le cueste respirar.
Y aunque parezca de Perogrullo, la dificultad respiratoria es un signo de alarma que los pediatras siempre vigilamos en la exploración física y que nos puede dar pistas de que un niño con tos y mocos puede tener una bronquitis o una neumonía en vez de un simple catarro.
Por ello es de vital importancia que los padres y madres aprendan a reconocer cuando a un niño le cuesta respirar, ya que esto marca la diferencia en cómo de pronto deben de acudir al médico.
La dinámica respiratoria de los seres humanos esta diseñada para que sin darnos cuenta y sin gran esfuerzo cojamos el aire del ambiente a través de nuestra nariz o la boca,