Nadie puede pensar a priori que un dolor de espalda o cervicales, que suele asociarse a una mala postura o estrés, pueda desembocar en un diagnóstico de cáncer unas semanas más tarde y menos aún que haya una conexión con el cerebro. Pero es así y, aunque es un tipo raro de tumor, decenas de personas en España lo sufren cada año. ¿Cuáles son sus características?
Los gliomas difusos, especialmente el glioma difuso de la línea media (DIPG), presentan una incidencia variable y tasas de supervivencia bajas, especialmente en niños. La incidencia de DIPG en Europa está en torno a los 300 casos anuales. Los gliomas de alto grado, como el glioblastoma, tienen una incidencia de 2-3 casos por cada 100.000 personas en Europa y Norteamérica.
El glioma surge por una multiplicación celular que puede comenzar en el cerebro o en la médula espinal. Cuando las células tumorales aumentan de tamaño, ejercen presión sobre el tejido cerebral o de la médula y es ahí cuando aparecen los primeros síntomas, que dependerán de si la zona más afectada es una u otra.
Otros síntomas además del dolor de espalda
El problema con este tipo de cáncer es que sus síntomas iniciales se camuflan fácilmente con otras afecciones leves y por ello exige de una mirada multidisciplinar para su diagnóstico.