El siglo XX ha sido probablemente el más revolucionario de la historia. Y, sin duda, uno de los avances que más ha beneficiado a la humanidad es la aparición de la contracepción hormonal, la famosa »píldora’‘.
Las mujeres toman el control
Hasta la década de 1960, la mayoría de las mujeres usaban métodos anticonceptivos de limitada efectividad. Algunos dependían bastante del azar; por ejemplo, prolongar la lactancia, prescindir del coito determinados días según el calendario y emplear las técnicas del moco cervical o la temperatura.
Otros procedimientos, como el preservativo masculino o el coitus interruptus (también conocido como »marcha atrás»), no permitían a las mujeres tener el control. La píldora anticonceptiva les posibilitó decidir libremente cuándo evitar el embarazo.
Cuestión de hormonas
La contracepción hormonal consiste en la administración externa de hormonas sexuales, estrógenos y progestágenos, las cuales evitan que la mujer se quede embarazada mediante diversos mecanismos:
- Espesan el moco del cuello del útero, lo que corta el paso de los espermatozoides.
- Frenan la maduración de la mucosa uterina (endometrio), impidiendo la implantación de un óvulo fecundado.
- Bloquean la producción de las hormonas hipofisarias (gonadotropinas), evitando así la ovulación.
Este tipo de contracepción es reversible, y se puede formular en forma de comprimidos,