Seguro que alguna vez has escuchado a tu hijo rechinar los dientes mientras duerme. Ese sonido, a medio camino entre el chirrido de una tiza en la pizarra y el crujir de una puerta oxidada, puede hacer que se te ericen los pelos de la nuca. Y, claro, la primera reacción suele ser: «Esto no puede ser normal». Pero resulta que sí lo es… o, al menos, bastante frecuente.
A este hábito involuntario de apretar o rechinar los dientes se le conoce como bruxismo, y en la infancia es mucho más común de lo que se piensa. De hecho, se calcula que entre un 20% y un 40% de los niños lo presentan en algún momento de su desarrollo. ¿Por qué ocurre? ¿Es peligroso? ¿Se puede hacer algo para evitarlo? Vamos por partes.
¿Qué es el bruxismo y por qué ocurre?
El bruxismo es un movimiento involuntario de los músculos de la mandíbula que provoca que los dientes se aprieten o rechinen entre sí. Puede darse tanto de día como de noche, aunque es mucho más habitual que ocurra mientras los niños duermen. Y aquí es donde vienen las preguntas del millón: ¿Por qué lo hacen? ¿No pueden simplemente dejar de hacerlo?
La respuesta corta es que no, porque no es algo voluntario.