Consultando los ingredientes de muchos alimentos ultraprocesados, es fácil comprobar que el glutamato monosódico o E-621 está presente en muchos de ellos. Se trata de un aditivo funciona un potenciador del sabor que se emplea realzar el umami de los alimentos.

Aunque tradicionalmente ha gozado de relativa mala fama (un tanto inmerecida), en las últimas semanas ha pasado a estar de actualidad por un estudio llevado a cabo por el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas y publicado en la revista Nature que ha encontrado que podría ayudar a regenerar el hígado en casos de daño hepático agudo y crónico.

No sólo eso, sino que el glutamato en realidad está presente de manera natural en nuestro cuerpo y cumple con muchas funciones fundamentales, entre ellas varias implicadas en el funcionamiento correcto de nuestro cerebro.

El glutamato, un neurotransmisor

Los neurotransmisores son moléculas fabricadas por las células cerebrales y almacenadas en una serie de vesículas situadas en la terminación del axón (la ‘cola’ de la las neuronas). Cuando la célula recibe una señal eléctrica, libera cierta cantidad de estas moléculas al espacio lleno de líquido que la separa de otras neuronas en lo que se conoce como sinapsis. Luego, estas moléculas se unen a receptores específicos en la siguiente neurona.

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