Un grupo de investigadores de las Universidades de Birmingham y Manchester ha descubierto que la contaminación del aire por partículas en suspensión puede llegar a «nublar la mente», reduciendo la concentración y dificultando las tareas cotidianas. «Nuestro estudio proporciona evidencia de que incluso la exposición a corto plazo a partículas en suspensión puede tener efectos negativos inmediatos en las funciones cerebrales esenciales para las actividades diarias, como hacer la compra semanal en el supermercado», ha manifestado el coautor del estudio, el doctor Thomas Faherty, de la Universidad de Birmingham.

El trabajo, publicado en la revista Nature Communications, ha revelado que tanto la atención selectiva como el reconocimiento de emociones, e incluso un comportamiento «socialmente aceptable», se han visto afectados negativamente por la contaminación del aire. Los científicos han expuesto a los participantes del estudio a altos niveles de contaminación del aire -usando humo de velas- y han evaluado las capacidades cognitivas de los partícipes antes y después de dicha exposición. Las pruebas han medido: la memoria de trabajo, la atención selectiva, el reconocimiento de emociones, la velocidad psicomotora y la atención sostenida.

«La mala calidad del aire socava el desarrollo intelectual y la productividad de los trabajadores, con importantes implicaciones sociales y económicas en un mundo de alta tecnología que depende de la excelencia cognitiva»,

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