El cuerpo paga estos días de comilonas y exceso de alcohol. Trastornos digestivos como la acidez o el reflujo gástrico se acompañan de resacas que, según qué rutinas se lleven a cabo, se volverán más llevaderas o menos. Sobre esto ha compartido contenido el nutricionista Pablo Ojeda a través de su cuenta de Instagram. En España, como seguro que en otros países, se extienden mitos que hay que desterrar y Ojeda se encarga de desvelarlos.
Agua, agua y más agua
Es el gran consejo para este nutricionista influencer, que cuenta ya con 140.000 seguidores. Como recuerda, el agua es la única sustancia que nos ayudará a equilibrar la deshidratación que provoca el alcohol. Porque esta es la cuestión que se le escapa a mucha gente: a la toxicidad propia del alcohol hay que añadir la falta de sales minerales y agua que provoca en el plasma sanguíneo y que puede llegar a provocar trastornos de consideración.
¿En qué consiste esa deshidratación (en su grado más leve)? El alcohol inhibe la liberación de vasopresina, una hormona antidiurética que produce el cerebro y cuya misión, en términos coloquiales, sería enviar señales a los riñones para que retengan líquidos. Como consecuencia de esta acción, el alcohol aumenta la frecuencia de orinar y se produce por tanto una pérdida excesiva de líquidos que el cuerpo acusará traduciéndose en la resaca.