Hace unos pocos años, la mayoría de las personas en España pasaba la varicela, sobre todo durante la infancia. Hoy en día, la generalización de la vacuna ha reducido notablemente los casos.
No obstante, aquellas personas que no se contagiaron de niños ni han recibido el suero siguen siendo vulnerables. No sólo eso, sino que incluso pueden tener mayor riesgo de sufrir ciertas complicaciones importantes.
¿Qué es y cuáles son sus síntomas?
Según refleja la Clínica Mayo (Estados Unidos), la varicela es una enfermedad infecciosa provocada por el virus de la varicela-zóster. Provoca un sarpullido con picazón y pequeñas ampollas con líquido, y se contagia muy fácilmente a las personas que no estén inmunizadas contra ella.
Provoca una serie de síntomas normalmente leves, como son por ejemplo:
- Fiebre.
- Pérdida de apetito.
- Dolor de cabeza.
- Cansancio y sensación de malestar general.
Posteriormente, una vez que aparece la erupción típica de la enfermedad, se producen tres fases:
- Protuberancias abultadas llamadas pápulas, que se presentan a los pocos días.
- Pequeñas ampollas llenas de líquido llamadas vesículas, que se forman en aproximadamente un día y luego se rompen y gotean.
- Costras y escaras que cubren las ampollas y tardan algunos días en curarse.