Hace unos meses, Belén Esteban contó en la televisión pública que tenía la bacteria Helicobacter pylori (H. pylori), subrayando que afecta al 70 por ciento de la población. Quizás en España no sea tan alto el porcentaje, pero sí que supera el 50 por ciento en términos internacionales. Es importante sin embargo que se visibilice su gran prevalencia dadas las graves consecuencias de no diagnosticarla a tiempo.
La H. pylori es una bacteria en forma de espiral que crece en el tubo digestivo y suele adquirirse durante la infancia, siendo la saliva la vía de transmisión más habitual entre personas, junto con el vómito o la materia fecal. Otra forma muy común de contraerla son los alimentos y agua contaminados, de ahí que sea clave asegurarse del buen estado de productos que ingerimos y de beber agua de fuentes seguras.
Con las elevadas cifras de afectación que se manejan con respecto a esta bacteria podría cundir el pánico, pero lo cierto es que son cifras de infecciones, pero no de personas que desarrollan síntomas. De hecho, un porcentaje amplio de personas afectadas portan la bacteria en su aparato digestivo pero no enferman. El desconocimiento es por tanto un factor importante en el contagio.
La detección temprana es clave
Cuando da la cara,